
La nueva legislación sobre autoconsumo eléctrico ha generado un escenario mucho más favorable para esta alternativa de suministro sostenible, basada, casi exclusivamente, en fuentes de energía renovables.
Si hasta medidados de 2019 el autoconsumo eléctrico se consideraba como "una amenaza" para el siempre inestable contexto del sector eléctrico en nuestro país, hasta el punto de contar con la imposibilidad legal de optar por instalaciones compartidas o su propia penalización fiscal, como era el llamado ‘Impuesto al Sol’, los tiempos afortunadamente han cambiado en este sentido y en estos últimos dos años estamos comenzando a equipararnos a aquellos países que en su día fueron pioneros esta alternativa de generación energética, como es el caso de Alemania, Italia o los países escandinavos.
En este relativamente nuevo escenario, puede resultarte interesante descubrir las posibilidades que te ofrece la instalación de sistemas de autoconsumo eléctrico mediante una posibilidad con un enorme potencial pero que todavía tiene un extraordinario margen de crecimiento en nuestro país, como es la compra colectiva.
A grandes rasgos, apostar por el autoconsumo a través de una compra colectiva se basa en la unión de varios usuarios, ya sean personas o entidades, para apostar por esta alternativa energética, aprovechando su proximidad y homogeneidad de intereses.
De esta forma, como ocurre siempre que el volumen de una compra deja de ser individual para transformarse en grupal o comunitario, se consigue que el precio de los componentes y de los trabajos de instalación de los sistemas de autoconsumo eléctrico a través de placas solares fotovoltaicas descienda considerablemente, así como una más que interesante agilización de los trámites administrativos necesarios para la aprobación técnica de este proyecto conjunto.
En este punto, teniendo en cuenta las ventajas y beneficios que puede aportar la compra colectiva en relación al autoconsumo eléctrico, gracias a los cambios normativos, puedes hacerte una idea de las posibilidades que pueden tener estas infraestructuras en comunidades de vecinos u otras agrupaciones de consumidores que decidan aunar esfuerzos para conseguir un abastecimiento más económico y, al mismo tiempo, mucho más sostenible y responsable con el medio ambiente.